con sabor
Carnes seleccionadas, pimiento choricero, elaboración tradicional, y para el toque final, un ligero ahumado, suave y elegante, con madera de robles y hayas de nuestros bosques carranzanos, y una curación lenta, sin prisas.
Esto hace que nuestros embutidos sean inconfundibles, y que al probarlos nos recuerden la niñez en el caserío, con todos los productos del “chon”, del cerdo, colgados junto a la cocina baja, cuidados por la abuela, con aquel cariño y sabiduría que ahora intentamos igualar.